Que no se pierda la alegría,
ni la sonrisa, ni las ganas de
ser feliz,
que no se pierda
en un tren sin estación
la última parada del amor.
Que no se pierda esa
boca bonita,
ese sonido de amistad,
ese beso de princesa,
que siga siendo el tiempo
una meta fácil de manipular.
Que no se pierda la carcajada,
ni de la gente que te ama
ni de tu otro yo en el
espejo calma,
que no se pierda la sonrisa
ni la alegría
pero mucho menos
las ganas de vivir.
Paco
jueves, 1 de octubre de 2009
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